Jesús, María y José permanecieron en Egipto hasta que terminó la búsqueda de Herodes. Mientras dormían, nuevamente en sueños se apareció a José un ángel enviado por Dios, informándole sobre la muerte de Herodes y avisándole que era momento seguro para salir de Egipto y dirigirse a Israel. Pero escucharon que ahí gobernaba Arquelao, hijo de Herodes, por lo que tuvieron miedo de ir. El ángel volvió a comunicarse con José para que desviaran su ruta hacia Nazaret, en donde se cumpliría la profecía que llamaba a Jesús, el Nazareno.