Jacob, bendecido por Dios bajo el nombre de Israel, tenía doce hijos. Uno de ellos fue dado a luz por Raquel, quien murió poco después del nacimiento y de nombrarlo Ben Oní, que significa “hijo de mi dolor”. Jacob prefirió llamarlo Benjamín, que se interpreta como “hijo de mi mano derecha” o “hijo de mi fuerza”. En esta escena aparecen los dos: Jacob con su hijo menor, y un perro que representa el valor de la fidelidad, pues es el momento más doloroso de la vida de Jacob y decide volver a creer en Dios.