El Faraón de Egipto, molesto por la prosperidad de los hebreos en su tierra, ordenó que echaran al río a todo niño que naciera. Por esto, una mujer ocultó a su hijo durante meses hasta que tuvo que colocarlo en una canasta a la orilla del río. La escena representa al bebé encontrado por la hija del Faraón con sus doncellas, quien tiene compasión y conserva su vida llamándolo Moisés, que significa “sacado de las aguas”. Después, él será visto como un libertador, pues su rescate del río Nilo es un símbolo de libertad para los israelitas.