Marta y María recibieron a Jesús en su casa. Sentados a la mesa, María escuchaba las enseñanzas de Jesús mientras Marta les servía, atareada con los deberes. Por esto, pregunta la opinión de Jesús sobre su hermana María que la deja sola con los trabajos del hogar. Él responde que ella se preocupa por muchas cosas, cuando lo único indispensable es escuchar la palabra del Hijo de Dios, que es lo que María hace en ese momento. Este pasaje muestra que lo verdaderamente importante en la vida es aquello que alimenta el espíritu.