Al escuchar la fama del rey Salomón, la reina de Sabá viajó desde lejos al palacio del rey para confirmar la sabiduría y prosperidad que Dios le había dado. Al llegar, la reina lo cuestionó y quedó asombrada por la certeza de los comentarios que se decían sobre él. Le regaló piedras preciosas, oro y aromas. El pasaje representa a la reina y a Salomón sentado en su trono de marfil con decoraciones de oro, los que refieren a la fama, la riqueza, los placeres y el poder, bienes opuestos a la sabiduría verdadera que proviene del interior.