Durante el ataque del ejército asirio a la ciudad hebrea de Betulia, la hermosa viuda Judit fue al campamento enemigo para presentarse ante Holofernes, Jefe supremo del ejército. Seguro de su victoria, Holofernes organizó un banquete e invitó a Judit, quien al quedar sola con él mientras los demás dormían, le corta la cabeza. Judit y su sirviente regresan a su ciudad y celebraban su éxito mostrando al pueblo la cabeza cortada del General asirio, y alaban a Dios por su ayuda. El momento habla de cómo Dios realiza sus planes valiéndose de los humildes, en este caso Judit.